Pequeña reflexión de indignación contenida, sin ánimo de entrar en polémica. Lo digo ahora, y no contestaré a ningún comentario al respecto, ni a favor ni en contra. Las procesiones de Semana Santa, que vistas desde fuera y por quienes no comulgamos con el tema, son una negra manifestación de devociones funerarias, han atravesado estos años de reivindicación de una sociedad laica respetadas por tirios y troyanos. Ahora son los mismos que deberían cuidarlas y protegerlas quienes las bajan al terreno político. De lo suyo comen, pero que no vengan con falsos escándalos cuando un paso sea detenido por una manifestación de mujeres reivindicando el “nosotras parimos, nosotras decidimos”.
jueves, 9 de abril de 2009
Miercoles Santo
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