viernes, 22 de octubre de 2010

Reencuentro con mi infancia



Un recuerdo nostágico para una muy interesante película, “Los 5000 dedos del Dr. T” (Roy Rowland, 1953), que vi los 8 o 9 años y que me dejó un recuerdo imborrable desde entonces. Entre otras cosas, me queda la sensación de notar que aquellos niños de la película, con sus nikis de rayas, sus pantalones vaqueros (impensables entonces aquí), tenían muy poco que ver con los españolitos de los cincuenta.

La he vuelto a encontrar en Emule y me he montado una sesión de palomitas, en plan revival. La película ha envejecido (o habré envejecido yo y mi acitud ante el cine de fantasía), pero la recomiendo a los amantes del musical (en su momento tuvo una nominación al Oscar, que no está mal). Además, me parece un antecedente de la estética Tim Burton y, para muestra, os incluyo un enlace al tráiler oficial del momento. No hay nada nuevo bajo el sol.

martes, 12 de octubre de 2010

Adios

Ha muerto Manuel Alexandre, un hombre bueno al que le gustaban las mujeres y los percebes (por ese orden) y que esperaba que la palabra guerra desapareciera de los diccionarios. (Foto Uly Martín, "El Pais")

Ya hay un puente colgante más elegante que el de Bilbao....

El Conseller de la Cosa se puso muy serio y dijo: "Castellón necesitaba un puente colgante (!!!!????), Ya lo tiene". Ahora, como en el chiste, habría que ir penando en ponerle un rio.

domingo, 10 de octubre de 2010

Inventos de Buenafuente


Tomo prestada esta foto para recomendaros una de las varias webs que Andreu Buenafuente mantiene en la red. Se trata de Yohevistocosasquevosotrosnocreeríais donde podréis disfrutar de un chorro de fotografías de todo tipo que el humorista catalán va recogiendo de aquí y de allá. No dejéis de visitarla. Vereis buena fotografía y, de paso, os divertireis. Y para muestra, un botón

domingo, 3 de octubre de 2010

El tio Javier el día de su primera Comunión. Como era entonces costumbre (y durante mucho tiempo, porque siguio vigente hasta mis tiempos) laa familia lo llevó al estudio de Germán Colon, fotógrafo de cabecera de varias generaciones de castellonenses.. La foto es esplénidida y en la cara del tío ya se insinúa el solterón tímido, pusilánime y feliz que fué luego. Por lo que tengo oido en la familia, el tío quiso ser márino, pero algo falló y tuvo que conformarse con vivir en su húmedo comedor de la calle Caballeros, aprendiendo ingles a través de la radio, mientras seguía las incidencias de la Segunda Guerra Mundial.