
Me planteo la foto como un recuerdo a dos personas que, cada uno en un aspecto, tuvieron influencia en mi vida y como una reflexión de cómo y por qué una persona de Castellón, hijo de un pequeño comeraciante textil, acabó leyendo esos libros, tal vez buscando armamento ideológico, y, a lo mejor, justificación para una generación que había ganado la Guerra Civil y, aunque no lo querían reconocer hasta correr um tupido velo sobre el tema, se encontró con un millón de muertos entre las manos.