domingo, 4 de noviembre de 2007


Amanece un día lluvioso y lo fotografío desde mi ventana. Los tejados de las viejas casas del centro histórico contrastan con las medianeras de los nuevos edificios, mostrando las vergüenzas de un pueblo que crece desordenadamente.
No se ve en la foto, pero la churrera (la de toda la vida) esta instalando su aparador en la plaza de la Vila y me llega el olor del aceite caliente y de los primeros churros friéndose, aunque en la calle aún no se ve a nadie. Hoy será un buen día.