
Me gustaría poder decir que en esta imagen del borde urbano del actual Castellón he querido reflejar los espacios por los que transcurrió la juvenud del Tombatossals, o los caminos por los que cruzaron la Plana El Cid, Charlon Heston y sus huestes, camino de la conquista de Valencia (que se parecía tanto a Peñiscola), pero debo conformarme con recordar que aproximadamente por aquí estaba aquel huertecito que a mis diez años cultivé en un masset que tenían mis tías por la zona, y que, antes de mi primera cosecha de patatas y calabazas, desapareció engullido por el primer desvío de la N-340. Mi primer trauma infantil, mi primer drama urbanístico.