Un tal Pepelu completa el grafiti del pulpo en la pantalla acústica de Sant Jaume de Fadrell, con ese lápiz flácido que se vuelve sobre si mismo y dibuja la firma. Surrealismo a tope, que me recuerda el baile de la vajilla de "La bella y la bestia".
Primer día de otoño y, por fin, cambia el tiempo. Llueve y con esto de la crisis siguen cayendo chuzos de punta. Más surrealismo.
Pues no me mola nada lo que pinta el Ppelu este.
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