miércoles, 12 de marzo de 2008

Antes y después


En tanto vuelve la inspiración, me dedico a recopilar fotos familiares, con la idea de hacerles a mis hijos un e-book con sus fotos de los primeros años. La sobreabundancia de imágenes ha acabado con aquellos álbumes de fotos familiares que había en todas las casas y que recogían la historia gráfica de la familia. Me gustaría que mis hijos no perdieran la memoria de ellos mismos y del mundo que les rodeaba cuando tenían pocos años.
Aparece una de las fotos del parto de Fernando, en el momento de asomar la cabeza al mundo. Está desenfocada, mal de luz y con todos los defectos y fallos que un padre nervioso puede transmitir a la cámara, pero me imagino que para él será un documento impagable tener constancia del instante en que se asoma al mundo (nunca mejor dicho). Recuerdo que a mis padres, las fotos del parto no les hicieron ninguna gracia (“asó es una animalá”, dijo mi padre), y no sé si Fernando ha llegado a verla nunca. Ahora es el momento.

2 comentarios:

  1. Hace días que quería responder a este post, pero como todavía me falta para ser un prejubilado y voy de puto culo, pues ahora tengo tiempo y te escribo, amigo Nos.
    Yo cogí un cabreo de órdago cuando la matrona, ginecólogo y anestesista (le insistí a todos) me negaron la posibilidad de tomar fotografías, grabar en vídeo el parto de mi hijo.
    Me remitían todos al director del Hospital General, quien "suele autorizarlo casi siempre".
    Pero había un pequeño problema: a las 1:30 de la madrugada se suponía que el susodicho director no estaría para muchas autorizaciones, por más ilusión que yo me hiciera.
    La verdad es que me sentí muy impotente, frustrado, hipercabreado, ya que tras haber estado tomando fotos de Rosana durante todo el proceso del embarazo, rematar con la escena final del esperado parto erade una formidable ilusión para mí.
    Muchas veces pienso que me lo monté mal, tras incluso haber tomado fotos de otros partos, en otro país como Vietnam, quizás pensé que aquí, lejos de obstaculizar algo tan íntimo y valioso como puede llegar a ser un asunto como este, abundarían las facilidades y no los impedimentos. Así es en casi todas las clínicas y hospitales, privados o no. Pero Castellón, cagallón, qué vols que et diga.
    En fin, a lo que iba, que me enrollo como una persiana.
    Como decía aquel, no hay mal que por bien no venga, y ahora, desde la serenidad, desde ese año y cinco meses que han pasado, no creo que cambiara aquella sensación, aquel calor especial, aquellos olores, aquellos sonidos de mi hijo apareciendo, abriendo los ojos, cogiendo mi dedo… yo a unos centímetros, con la garganta en un puño, con los ojos empapados… definitivamente, y gracias a aquellos gilipollas que no me dieron permiso, creo que lo viví todo de una manera tan intensa que, vista hoy, no cambiaría.

    Saludos compay, y felices vacaciones de SS.

    M. Navarro

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  2. Que pasada Sr. Nos, yo lo tengo grabado en video, pero me sigue dando impresión, es que soy aprensiva hasta para parir a mi hijo... ya ves, es flipante la foto.

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