Hubo una época en la que los buzones de Correos eran cabezas y bocas de leones que devoraban cartas de novios que hacían la mili, postales enviadas desde Benidorm, citaciones judiciales o mailings comerciales de Lidl o Carrefour. A medida que el correo tradicional desaparece y se sustituye por e-mails, washaps, twits o el muro de Facebook, los leones se han ido deteriorando hasta desaparecer. El otro día me tropecé con este, aún en uso, y no pude resistir la tentación de fotografiarlo.
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