jueves, 13 de noviembre de 2008

Sigo recuperando fotos


Uno de esos paisajes que me gustaban especialmente y que se había perdido en el pozo de los años; de hecho no tenía ni siquiera copia en papel. Una alegría volver a hacerme con ella.

3 comentarios:

  1. Me gustan mucho las tus fotos del pantano.
    Tienen unas texturas brutales y un gran ByN. También me gusta mucho las composiciones que has conseguido. Las veo muy modernas.

    Por cierto, muchas gracias por los comentarios que dejas en mi blog, son de agradecer.
    Sobre uno de los comentarios que me dejaste, me quedé con ganas de hacerte una pregunta.
    El comentario en cuestión es sobre un foto llamada GTA y es el siguiente: Carlos, me gusta mucho esta foto. Tal vez porque no tengo demasiada fe en la fotografía documental, pero esas fotos fragmentarias que describen las sensaciones del fotógrafo ante una cosa concreta me parecen muy sugestivas.
    La dirección de la foto es: http://carlosbravo.wordpress.com/2008/10/23/gta/#comment-82

    Mi pregunta es ¿a que se debe tu desconfianza en la fotografía documental?

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  2. Te explico: yo creo que no existe la fotografía objetiva. La cámara no reproduce LA realidad, sino UNA realidad; la que el fotógrafo elige con la óptica, el encuadre, el tratamiento posterior del positivado,… Es decir, que la intención del autor siempre influye en el resultado final y en la idea que quiere transmitir, así que me parece mucho más honesta la postura del fotografo que deja claro con sus fotos “esto es lo que yo he visto” y no “esto es lo que pasó”.
    Recientemente, en una de esas conferencias de la Jornadas de Imagen que está celebrando la UJI, se trató del tema con dos ejemplos muy claros. El primero sobre alguien tan libre de sospecha como Sebastiao Salgado. El conferenciante nbos contó de primera mano que había visto cómo Salgado seleccionaba una foto entre cinco tomas de una familia de obreros sudamericanos empujando un carro sobre un camino lleno de barro. El padre tirando del carro, la madre con un bebé en los brazos y llevando de la mano un niño de pocos años, descalzo. La primera que eliminó fue una en la que el niño descalzo miraba a la cámara y sonreía. Salgado no podía transmitir la idea que podía existir alegría en la miseria, y acabó eligiendo la que le parecía más “bonita”. Es decir, existe esa manipulación que la idea preconcebida del fotografo impone a la realidad. Incluso con la mejor intención.
    La segunda, era una foto de tres tipos, cargados de libros y papeles, y con sonrisas de oreja a oreja. El conferecniante la presentó como una foto de tres amigos divirtiéndose. Pero luego nos enseñó la foto completa, con su pie de foto real. Era una foto de prensa de la época, titulada: “Tres nazis en una quema de libros”.
    La realidad no es biunívoca, tiene muchas caras y muchas interpretaciones.

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  3. Muchas gracias Fernando por la explicación.
    Cuantas veces he pensado todo lo que dices. El fotógrafo tiene mucho que ver en el discurso de una fotografía.
    Me habría encantado poder asistir a estas jornadas de la UJI, pero los horarios laborales me impiden mas veces de las que me gustaría cumplir con otras actividades.

    Un saludo.

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