viernes, 11 de enero de 2008

Curiosidades de la globalización. En el díptico, la foto de la izquierda es mía; la publiqué ya en el mes de noviembre. La de la derecha, la encuentro hoy en Internet, fechada en 2007 y corresponde a un fotógrafo californiano. Los caminos del Señor son insondables, pero los del ojo fotográfico coinciden en un punto. ¿Qué extrañas influencias astrales llevaron a dos fotógrafos, a miles de kilometros de distancia, a tomar fotos tan iguales (y tan distintas a la vez)?

martes, 8 de enero de 2008

Vuelta al trabajo



Hay que volver al trabajo, pero cuesta deshacerse de la pereza de todos estos días de fiesta (fiestas x prejubilación = pereza al cuadrado). No se me ocurre nada (hoy las musas han pasao de mi) y me entretengo con el fotochop haciendo alguna parida. Montajes, referencias dalinianas, utilizacion de fotos antiguas ... Nada de provecho (o tal vez sí), aunque sirve para ir haciendo dedos.

domingo, 6 de enero de 2008

Magia

Dia de Reyes. Intercambio de regalos, en una borrachera de consumo. ¿Quien dijo crisis?
Mis ya talluditos hijos disfruran como enanos y montan un campeonato de golf con su nueva Wii, la consola que ha batido todos los records de ventas. No ha quedado ni una en las tiendas. Pese a mi escepticismo inicial, crean un "alter ego" virtual para mi (¡¡magia!! ¡¡soy yo mismo!!) y me revelo como un golfista invencible.
Definitivamente, me he hecho mayor y comienzo a no entender nada del mundo que me rodea. La tecnología me desborda, pero debo reconocer que me lo he pasado "pipa".

viernes, 4 de enero de 2008

La luz en la pared



Visita a Sueras (en la Sierra de Espadán) el ultimo día del año. El pueblo monta una parafernalia folclórico-turistica rememorando su historia y sus costumbres y las calles se llenan de visitantes y de animación. Trajes antiguos, comidas tradicionales, matanza del cerdo (pobre cerdo: degollado, escaldado y descuartizado) y tenderetes con quesos, buñuelos, embutidos y otras bombas de colesterol. Un toro bravo ¡¡¡disecado!!! me mira desde una esquina de la plaza y me cuesta darme cuenta de que es inofensivo. ¡¡¡Coño, que susto!!! En un rudimentario corral de caña dormita una jabalina de tamaño más que considerable, también de aspecto poco tranquilizador.
Al rato de rondar por allí me convenzo de que la fotografia de reportaje no es lo mío y me meto en la iglesia, que está solitaria y silenciosa. Un rayo de sol entra por uno de los ventanales, rompe contra la pared y le da a uno de los altares ese aspecto fantasmagórico.
Ahí está el documento. Como diría Xavier Miserachs, "esto pasó".

martes, 25 de diciembre de 2007

Dia de Navidad. Luce el sol y hoy no es día de fotos. Toca comida familiar, despues de la cena familiar de Nochebuena. Ya no estamos para estas fiestas bárbaras de grandes comidas y la digestión de anoche sigue su curso.
Ayer volví a la playa de Nules y este es un borrador de una foto posible. Cielo azul y una de las pequeñas casas de una sola planta en primera linea, con los ocres tradicionales de las paredes, sobre los que se reflejan, como una amenaza, las antenas de los bloques de apartamentos que la cercan. Literario, pero eficaz.

viernes, 21 de diciembre de 2007

El color del Mediterraneo

Aprovecho un claro en la lluvia y el frío de estos días para pasear junto al mar, donde las casas de pescadores de principio del siglo pasado se mezclan con las nuevas urbanizaciones. Nada que ver unas con otras. Fotografío los blancos, los rojos, los ocres de esas casitas que están en peligro de desaparecer por que, por lo visto, invaden la zona maritimo-terrestre, mientras que los villones de primera fila recien contruidas a punta de pelotazo siguen tan tranquilas.


Como contraste me encuentro también los restos de los chiringuitos veraniegos, donde la gente joven se pone ciega en las noches de agosto y que, una vez hecho el negocio, se retiran dejando atrás desechos y basuras.
En lo positivo, me planteo iniciar una serie de fotografias donde se refleje en sus colores propios el paisaje de este Mediterráneo tan próximo y tan amenazado.

martes, 18 de diciembre de 2007

Villancicos en los porches


Música navideña bajo los porches de la plaza de la Vila. Hace un frío que pela y los jóvenes músicos tiritan bajo los anoraks, mientras llenan de villancicos la noche con sus clarinetes. La gente que pasa rápida en las compras de ultima hora se detiene, pese a la lluvia que comienza a caer, y les aplaude. A veces los pueblos vuelven a ser pueblos y recuperan el ritmo y el encanto de otros tiempos.
La foto está desenfocada, pero no importa. Tiene el encanto del momento.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Recuerdo del mar

Colores y sensaciones. Eliminación de cualquier elemento de la foto que no sean la luz y el color, en una imagen del horizonte donde se juntan la oscuridad del cielo tormentoso y la luminosidad del mar Mediterraneo. Un paso más

jueves, 13 de diciembre de 2007

Restos de mi infancia

Paseo por el Castellón de mi infancia, por las calles en torno a la de Caballeros. Escenario de míticas luchas con pistolas de "ganxets", de partidos de futbol, de tardes perdidas (ganadas) jugando al "sendri", al "arribaelcarrolaburrayelamo" o a "undostrespared". O al "boli", antecedente directo del beisbol americano.
La piqueta, también aquí, ha hecho estragos, pero incluso de la destrucción nace la belleza.

martes, 11 de diciembre de 2007

El huerto que quiso ser solar




Érase una vez un terreno en las proximidades de una ciudad cualquiera del Mediterráneo. Rodeado de naranjos y con un camino flanqueado por cipreses que llevaba hasta la casa en que se pasaba el veraneo, lejos de los calores de la urbe.
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
"¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!"

Pero alquien decidió que España iba bien y las constructoras comenzaron a comprar las fincas más próximas al perímetro urbano. La ciudad iba a doblar su población, se construirían miles de viviendas y el dinero correría a raudales por sus calles. Todos tendrían un BMW, como poco, y comprarían piso nuevo (con lo cual el dinero volvería al bolsillo de las inmobiliarias).
Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodearán cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.

La finca del cuento esperó la aparición del empresario salvador, que llegaría con su PAI debajo del brazo, pero… esperando, esperando, la casa se deterioró, en el camino crecieron las malás hierbas y los naranjos murieron, primero, y fueron arrancados después. Hasta la tapia se derrumbó y nadie ha aparecido con la consabida recalificación.

¡Oh loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría,
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Galeria de fotos de los años 70





Mi niña

Otra foto con treinta años a las espaldas, tomada por Eloísa con la mítica Nikon F, hoy abandonada en un rincón, convertida en una joya de las historia de la fotografía analógica.
Ahí estoy yo (hecho un brazo de mar, aunque empieza a notarse una incipiente curva de la felicidad) junto a mi hija primogénita. Hoy se ha convertido en una severa profesora de universidad, que escribe libros que no entiendo, y que ya entonces era una niña muy reflexiva. Tanto, que me mira con cara de no estar muy segura de haber aterrizado en la familia adecuada y se hace sus propias reflexiones.

viernes, 30 de noviembre de 2007

El cadaver de una ex-maceta


Agua para todos, decía aquel... Que se lo cuente a esta ex-maceta, cuyo cadaver ha aparecido en un rincón de mi patio de luces. Tal vez la solución sea redactar un PAI, que la recalifiquen y construir una urbanización, con campo de golf incluido, para conseguirle una gotas de agua.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Fira de Santa Caterina


Dia de Santa Catalina. Feria con una tradición de siglos. Se siguen encontrando las tajadas de coco, las manzanas confitadas y, sorprendentemente, el arrop i tallaetes, que recuerdo se vendía en Castellón a lomo de mulas. ¡Han pasado años!
Hoy era un día de ilusión para los niños de Vila-real en aquellos años en que los juguetes llegaban con cuentagotas, y ocasión de estrenar zapatos, traje o, en el mejor de los casos, abrigo. Anna me cuenta que la noche anterior a Santa Catalina la pasaba en blanco, nerviosa y esperando el momento de salir a repasar los tenderetes de la feria, buscando la muñeca perfecta, que nunca encontraba. Al final había que conformarse con uno de aquellos perritos de cuerda que ladraban y daban una voltereta. Con todo, los niños de hoy siguen esperando el día de Santa Catalina y arrastran a sus padres de tenderete en tenderete.
En Castellón, se estrenaba la ropa de invierno el día de Todos los Santos, pero ahora, en este país de Jauja y del cambio climático, juguetes y ropa nueva son algo habitual, y hace un tiempo espléndido. Los niños ya no llevan abrigo y solo las niñas repollo salen a la calle hechas un brazo de mar. Y eso en el supuesto de que sigan existiendo las niñas repollo, que tampoco estoy muy seguro.



martes, 20 de noviembre de 2007

Villa Alegría


Me llega un correo de Joan Antoni Vicent, que ha estado visitando mi exposición. Le ha gustado y eso me llena de orgullo, porque Joan Antoni es un fotógrafo de casta, con toda una historia de libros y exposiciones. Otro prejubilado feliz. Nos vimos hace poco y le alabé las virtudes (y comodidades) de la fotografía digital. Me dice ahora: “Crec que per aquests nadals em regalaré una Canon digital”.
Ha reconocido en una de las fotos “Villa Alegría”, que su hermano, Manuel Vicent, cita en “Verás el cielo abierto” y que yo ya fotografié por ese motivo. Cito:
“Me acabo de enterar de que el tornado que ha pasado por Denia se había generado primero en el litoral de Castellón. El mar de Moncofa se había salido más de doscientos metros y había invadido la casa de pescadores que mis padres alquilaron en el sangriento verano del 36 y que permanece en pie todavía. Es una casa muy humilde. Se llama Villa Alegría. El nombre está escrito en letras azules en el remate de la fachada. La casa se halla en primera linea, es blanca de cal, tiene una sola planta y sus rejas están hoy corroidas por el salitre. Alrededor de ella se han ido acumulando edificios, paseos con farolas y cafeterías hasta ahogarla, pero el mar le ofrece aún todo el horizonte. Ahora la suelen alquilar unos punkis muy tatuados porque esa casa conserva dentro el angel de la naturaleza.”