
Música navideña bajo los porches de la plaza de la Vila. Hace un frío que pela y los jóvenes músicos tiritan bajo los anoraks, mientras llenan de villancicos la noche con sus clarinetes. La gente que pasa rápida en las compras de ultima hora se detiene, pese a la lluvia que comienza a caer, y les aplaude. A veces los pueblos vuelven a ser pueblos y recuperan el ritmo y el encanto de otros tiempos.
La foto está desenfocada, pero no importa. Tiene el encanto del momento.
La foto está desenfocada, pero no importa. Tiene el encanto del momento.
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