Ana ha vuelto a casa, a tocar madre. Y la madre, encantada de tocar hija. Feliz como una perdiz. Recupera su olvidado rol de madre cluecla. Clooo-cloc-cloc-clooooo.
Durante unos días van y vienen juntas, y hablan de lo divino y, sobre todo, de lo humano.
Después, cada mochuelo a su olivo, con las pilas bien cargadas. Hasta la próxima.
Ternura e ironía en tus palabras.
ResponderEliminarPerfecta combinación.
Ais! Qué foto más tierna...el calor del hogar saca lo mejor de mí. En unos días ya me tenéis otra vez ahí, tocando madre y un poco las narices. Con qué menú nos deleitará la mamá?? Besos!!
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