miércoles, 19 de marzo de 2008

Semana Santa

Empujado por Anna, voy a ver las procesiones de Semana Santa en Vila-real. Ella las asocia a los miedos de la infancia, con sus negruras, sus cristos dolientes, sus tambores y sus nazarenos (les caperulles). Anna hace este tipo de cosas como una forma de terapia para superar los traumas antiguos. Yo sigo sin entender (cada día menos) estos rituales de la España Negra, donde la sangre, el miedo y el dolor son los protagonistas. No puedo cantar, ni quiero, a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en la mar.
Me aposento en primera fila y hago fotos de turista. Las cuelgo aquí para ilustrar el comentario. Y me cuenta Anna lo que le sucedió hace años con un amigo nórdico que vino a pasar la Semana Santa. Estuvo interesadísimo en la procesiones, pero al acabar le preguntó muy serio: ¿Por qué hay tanta gente del Ku-kux-klan en España?. Pues eso digo yo.
Els judios. Acompañan a Cristo y rompen el silencio de las calles golpeando con las lanzas en el suelo. A Anna le aterrorizaban. Pero, ¿por qué por tradición popular les llaman judios, si está tan claro que son romanos?
La anécdota de la noche. Una ciudadana de color se cuela en la procesión y sigue a uno de los pasos, bailando samba. Cunde el desconcierto: las señoras se escandalizan, la gente joven se rie y tiene que intervenir la fuerza pública para poner orden. Al final, las cosas vuelven a sus cauces.

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