Innovadora señal de tráfico detectada en el parking de una famosa gran superficiue de muebles sueca. No acabo de entenderla, pero al parecer supone una ventaja en el aparcamiento de las familias (ahí están los papás, el niño y el carrito del Benjamín) que acuden juntos a gastarse los cuartos. El consumo, el Dios actual de la sociedad capìtalista. Familia que compre unida, permanece unida. Hace años, allá por los sesenta, el eslogan era "Familia que reza unidad, permanece unida" y el padre Peyton, un sacerdote estadounidense, aplicaba técnicas de marketing rosariero y montaba unos saraos de padre y muy señor mío, juntando miles y miles de personas para rezar el rosario, ese mantra católico, propio de aquellos tiempos en los que el tiempo no tenía ningun valor. Luego se puso de moda rezarlo en casa, en familia, y alguna vez me pasó ir a por un amigo y encontarme liado a rezar el rosario en casa ajena. Pero los tiempos cambian y, hace un par de años, la abuela de Ana hija, con ese afán proselitista tan propio de las abuelas, le regaló un rosario. La niña, como nieta bien educada, lo cogió, lo agradeció, pero cuando tuvo ocasión me preguntó: "esto que me ha dado la abuelita, ¿para qué sirve?". Lo que a la abuela le parecía evidente y necesario, para la nieta era un completo misterio. Y es que no quieren enterarse.
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