Cuando el calor lo permite, un paseo por alguno de estos pueblos somnolientos de la Plana te permiten reencontrar amigos a los que hace meses que no veía y que se desviven por agasajarte, descubrir plazas recoletas en las que van creciendo las barreras de los toros de las próximas fiestas y tropezar con detalles que te hacen pensar que, como en la canción, la vida sigue igual. Nos hemos ido; estamos en misa.
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