Tener diecisiete años y pelar la pava en las ventanas del Casino. Los señores de dentro, se enfadaban y tenían que interrumpir su principal ocupación, el no hacer nada, para golpear los cristales, en un inutil intento de ahuyentar a la gente joven, que no les dejabana ver a las chicas que pasaban por la calle Enmedio. ¡Adonde iremos a parar!
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