Repasando mis fotos, me doy cuenta de que de que soy precisamente yo el que sistemáticamente desaparece de la mismas, como si no existiera. El fotógrafo nunca aparece en la foto. Ya va siendo hora de dejar algún documento que demuestre el día de mañana a mis nietos que yo era un ser real. así que incorporo este retrato de Anna y mío, para que se sepa. Ahí queda.
GUAPOS!
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