Anna con siete años, en la época en que fue primera bailarina del Royal Ballet of the Sección Femenina of Vila-Real (como diría el Conseller Font de Mora, Fountain of Blackberry para los iniciados). En aquella época, Anna era una especie de fiera que hacía el espagat en un plis-plas y ayudaba a su madre en casa haciendo puntas sobre las zapatillas rosa que le compraron en Valencia. Es decir, una cursi.
"Bienvenida, ¡qué bonico ha ballat la teva xiqueta!". Las amigas paraban a su madre en la calle para darle coba después de cada actuación de la niña.Y la madre, satisfecha como una pava pero quitándole importancia a la cosa, contestaba "No, que va,… vistosa... cencilleta"
Anna comenzó a pensar que si todas las horas de ensayo solo servían para quedarse en “cencilleta” tal vez la cosa no valía la pena.
En la foto, la “primma dona” va acompañada del cuerpo de baile: Conchita Gil, Anna Tellols y Juana No-me-acuerdo-del-apellido. La identidad del señor del cigarrito se ha perdido en la noche de los tiempos.
Ais... La "güeli" siempre restándole mérito a los logros de la mami. Besitos desde Barcelona!!
ResponderEliminarAnita, por lo general, las "güelis" tienen una extraña tendencia a dejar claro a las hijas que han defraudado las expectativas puestas en ellas. No sabes (o sí)la suerte que has tenido con tu mami.
ResponderEliminarEso, un beso.