No quiero decir con esto que mis modelos más habituales (por pura proximidad: Anna, familia, amigos,...) sean anormales, diferentes o raros. Pero en esta época de culto al cuerpo, tabletas de chocolate, tetas de plástico y crestas mohicanas, uno se encuientra por la calle a la gente de todos los días que son como un soplo de aire fresco. Empiezo aquí una serie.
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