El tio Javier el día de su primera Comunión. Como era entonces costumbre (y durante mucho tiempo, porque siguio vigente hasta mis tiempos) laa familia lo llevó al estudio de Germán Colon, fotógrafo de cabecera de varias generaciones de castellonenses.. La foto es esplénidida y en la cara del tío ya se insinúa el solterón tímido, pusilánime y feliz que fué luego. Por lo que tengo oido en la familia, el tío quiso ser márino, pero algo falló y tuvo que conformarse con vivir en su húmedo comedor de la calle Caballeros, aprendiendo ingles a través de la radio, mientras seguía las incidencias de la Segunda Guerra Mundial.
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